domingo, 3 de septiembre de 2023

Los mandatos de la masculinidad.

 


Los mandatos de la masculinidad.

 

Dicen que nuestra masculinidad está en crisis, dicen que los hombres masculinos somos machistas, somos represores, opresivos, agresivos, maltratadores, y sobre todo, representamos esa deuda histórica del patriarcado contra el feminismo.

Hoy se aplaude a los hombres que han reprimido, renunciado o moderado los 7 atributos de su masculinidad; están al rojo vivo los prejuicios contra el género masculino. Se premia y se aplauden a los hombres afeminados o sensibles.

Y los que no aceptamos esa exigencia feminista, somos objeto de crítica social y represión.

Pues yo hoy vengo a decir a los 4 vientos que SOY HOMBRE, SOY MASCULINO, y yo no necesito el permiso de nadie para estar orgulloso de mi masculinidad.

Los 7 atributos de la masculinidad, para mi, son:

1).- la caballerosidad; 2).- la fuerza física; 3).- la fuerza de voluntad; 4).- la productividad; 5).- el coraje; 6).- la asertividad, y 7).- el liderasgo. En mi caso, además, –por sobre todas las cosas– ser heterosexual.

Los mandatos de la masculinidad no son lo mismo que ser machista. El machismo para mi forma de ver las cosas, es una degeneración de la masculinidad. Es la forma tóxica de ejercer la masculinidad.

Yo no me identifico como machista por el hecho de ser masculino, tal vez por otras cosas, pero no por esta.

A quien me llama machista le digo, llámame como quieras, tus prejuicios son tuyos, yo no me hago responsable de tus complejos.

Yo soy un hombre masculino, orgulloso de mi masculinidad, y no, no estoy en contacto con mi lado sensible, y no por eso tengo falta de empatía, simplemente es el rasgo emocional con el que me siento cómodo.

Nosotros no vamos 50/50 en las cuentas, nos gusta ser el que pague a cuenta en la cafetería, pero no tenemos ningún problema en que a veces lo haga ella.

Nos gusta abrirle la puerta a nuestra pareja, no porque pensemos que ellas no puedan, sino porque yo elegimos ser atentos con una dama, así nos educaron y asumimos esa educación como propia.

Sabemos que nuestra pareja es suficientemente independiente para no necesitar protección, pero somos protectores porque elegimos serlo, porque es parte del rol que decidimos desempeñar en el universo, y porque sabemos que en el fondo la mujer empoderada e independiente también en ciertos momentos necesita un hombre a su lado que le brinde seguridad y en quien recargarse cuando el peso de la vida hace que las fuerzas se le escapen.

Aunque no lo reconozcan, la mujer se siente mas segura cuando él duerme en casa, ella descansa mejor sabiendo que él protege su hogar, que cuida a sus hijos; y aunque no lo sepa, o no lo reconozca, la mujer heterosexual desea ser cortejada, desea que su pareja las enamore, que sea tierno, protector, que la haga sentir deseada, amada, femenina.

El feminismo les ha enseñado a las mujeres que no necesitan un hombre, que son independientes, que pueden con todo. Les repiten constantemente: Mujer ¡sal, crece, empodérate!

Un verdadero hombre no detiene a su pareja, al contrario, la impulsa, la apoya a que vaya por eso y más, fomenta su empoderamiento, su crecimiento, realización y felicidad. En un caballero no van a encontrar resistencia, ni represión.

El que tiene la suerte de tener una verdadera dama a su lado, independiente y empoderada, está seguro de ella, no le revisa el celular, no la cela, la invita a vestirse de forma femenina y por sobre todas las cosas, aprecia su inteligencia y su éxito profesional.

No le intimida su tamaño, por el contrario, le enorgullece. Ella no necesita hacerse pequeña para caber con un verdadero hombre masculino, están en constante autosuperación.

Los verdaderos caballeros actuamos sin cobardía, bajo la premisa de que a una mujer no se le pega ni con el pétalo de una rosa. Los que violentan a las mujeres son los cobardes. No nos confundan.

Así como ustedes exigen respeto para su feminidad, exigen igualdad, desean reconocimiento de su potencial intelectual, nosotros deseamos lo mismo de ustedes.

La sociedad moderna defiende mucho la inclusión, el lenguaje incluyente, la diversidad en la identidad sexual, el respeto a la forma en que cada persona se identifica en cuanto a su género o su preferencia sexual.

Bueno pues, así como ustedes exigen respeto a esa forma de asumirse individualmente, pues nosotros hemos elegido la masculinidad como la forma en que nos sentimos cómodos, y si somos congruentes, eso merece el mismo respeto.

Nosotros no necesitamos su permiso para ejercer nuestra masculinidad.

Mujer, escucha:

Un hombre con una sana masculinidad no es tu enemigo, la única violencia que vas a encontrar con él, es la que lleves contigo.

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