El derecho a la vida y la teoría hilemórfica. La explicación del auto-movimiento en Aristóteles.
Aristóteles
afirmó que “Toda definición es una noción, y toda noción tiene partes; por otro
lado, hay la misma relación entre las parte de la noción y las partes del
objeto definido, que entre la noción y el objeto.”[1]
Así,
la teoría hilemórfica o teoria de las causas que da origen a la diferencia entre
el ser y la cosa, no es mas que una noción, que para entenderse, debe verse en
sus partes, y analizar la relación entre las partes de la noción y las partes
del objeto, que es lo que haremos a continuación.
El
sentido común de Aristóteles lo mantiene enfocado a estudiar todo lo que ve, oye, gusta, huele y toca; esa es la
realidad, eso es lo que el científico y el filósofo deben explicar aunque a
primera vista parezca inmanejable por cambiante, inmanejable para la razón
humana que trabaja con conceptos permanentes. Aristóteles resuelve el problema
al ir entendiendo cómo opera la mente humana en su relación con las cosas de la
realidad y, simultáneamente, al ir entiendo mejor la realidad. Llega así a dos
conceptos nuevos, relacionados entre sí y pilares de su filosofía, el concepto
de la forma permanente y el concepto de potencia (dynamis
).
Para
aclarar el concepto de la forma permanente recordemos que otra manera de
referirnos a las exigencias del sentido común de Aristóteles es afirmar que
sólo existe lo individual, lo concreto, digamos Pedro, Juan, Andrés, este
caballo concreto, este otro caballo concreto, este gato concreto, este naranjo
que está aquí, este otro naranjo que está más allá.
Pensando sobre estos seres individuales –todos distintos
entre sí y todos cambiando sin cesar– la mente humana es capaz de ir
descubriendo ciertas formas de ser comunes a unos y ausentes en otros,
al punto que logra clasificarlos, agruparlos mentalmente. La mente humana ve en
Pedro, Juan y Andrés una forma común que llama "hombre", diferente a
la forma común al caballo y al gato, y que llama "animal"; a su vez
diferente de la forma común al naranjo de aquí y al naranjo de más allá, y que
llama "árbol".
Estas formas, comunes a varias cosas o seres, existen en
la realidad. La razón humana las descubre en la realidad, no las inventa.
La forma de Juan, la que nos hace decir que Juan es "hombre", existe
tanto como existe Juan, pero no existe sola, separada de Juan, independiente de
Juan. Existe combinada con otras cosas que también hacen a Juan. También existe
en Pedro, pero combinada con las otras cosas que también hacen a Pedro. Por eso
Juan y Pedro son iguales entres sí en cuanto hombres, aunque las otras cosas
los hagan diferentes: el cuerpo de Pedro puede ser más grande que el de Juan.
Ahora que es bien evidente que estas dos proposiciones …
tienen una significación diferente, y que la una es una afirmación y la otra
una negación, es claro igualmente que la manera de probar la una y la manera de
probar la otra debe ser también diferentes [2]
Estas formas que existen en la realidad aunque sólo existan
combinadas con otras cosas, son permanentes, no cambian. Se las ve
primero envueltas de otras cosas y lucen cambiantes; pero la capacidad
inteligente del hombre las desenvuelve mentalmente, las aparta mentalmente de
las otras cosas, las abstrae, y entonces descubre su permanencia. Ya puede
compararlas, relacionarlas, agruparlas, hacer ciencia y filosofía, para
explicar la realidad, para explicar los seres o cosas concretas existentes.
Resuelto
el problema del conocimiento de la realidad, nos queda algo más que decir sobre
esa realidad en relación a la forma permanente.
Estamos viendo que cada ser o cosa del mundo natural resulta
ser una especie de compuesto. Su forma permanente es uno de los
componentes.
Vista desde otro ángulo, esta misma forma permanente es
llamada substancia (sub - stare; lo que está por debajo). La palabra
griega que usó Aristóteles puede también ser traducida como "realidad
básica". Lo cual significa que los otros componentes de las cosas no son
"básicos" aunque sean reales. Imaginemos un gato blanco. El gato es
una substancia, existe en sí mismo; lo blanco, en cambio, no existe solo,
existe en el gato. El blanco del gato es real, pero no es algo "básico"
porque necesita estar en el gato o en un caballo o en una pared. El frío
tampoco existe solo, aunque existe en la piedra fría. El calor no existe solo,
aunque existe en la piedra caliente. Una misma piedra (una misma substancia)
puede estar primero caliente y después fría: el componente substancia no ha
cambiado; el componente calor ha desaparecido y ha aparecido el componente
frío. A estos componentes no "básicos" se les ha llamado después accidentes,
palabra que viene del verbo latino accido y que más o menos significa
caer encima, echarse sobre algo.
Con las cosas reales compuestas de substancia y accidentes
Aristóteles explica el cambio en las cosas del que todos somos testigos y que
tantos dolores de cabeza había dado a sus predecesores.
Los filósofos anteriores no habían logrado explicar el
cambio porque confundían la expresión "esta piedra fría se ha puesto
caliente" con la expresión "el calor se ha hecho frío".
Así,
el propio Aristóteles parafraseando a empedocles, señaló que “ningún ser tiene
realmente una naturaleza, sino que a la mezcla y a la separación de las cosas
mescladas, es todo lo que hay y lo que los hombres llaman naturaleza”[3]
Veamos
ahora el segundo concepto anunciado antes, el de potencia (dynamis
), también fundamental para explicar los cambios que observamos y muy
relacionado con lo que acabamos de decir. Para Aristóteles, con mentalidad de
biólogo, todo tiene un propósito, una función que cumplir; lo manifiesta su
forma. Si estudiamos la forma del ojo comprendemos que su función es ver. El
ojo es para ver. Sin embargo, los ojos de ciertos animales, recién
nacidos, no ven. Cierto, dice Aristóteles, pero sus ojos tienen la capacidad de
llegar a ver; son ojos en potencia. La substancia del ojo no ha recibido
todavía todos los accidentes requeridos. La forma del ojo no ha alcanzado
todavía su plenitud, está en camino, y avanzará por ese camino gracias a una dynamis
que le es natural hasta llegar a ver, hasta llegar ser ojos en acto.
La plantita nueva de mango, que viene saliendo de la semilla
caída en tierra, tiene un progenitor. Entendemos que el progenitor es autor
(causa) de la nueva planta por dos razones: le dio el ser y le dio la misión a
cumplir. La naturaleza (physis ) de la nueva planta consiste en
esforzarse por realizar su propia forma específica tal como aparece en el árbol
maduro progenitor.
Para
Aristóteles, el fin, el objetivo, el telos de cada cosa tiene que
existir con anterioridad a ella; ese objetivo existente es una perfección
(aunque sea relativa) por cuya influencia tiene lugar la actividad del mundo
natural.
¿Cuál
es el fin, el objetivo, el telos del mundo en su conjunto? Dios, la
perfección absoluta.
Cada cosa en este mundo, al realizar lo más adecuadamente
posible su propia forma específica –al ir de la potencia al acto de su propia
forma– imita, en su manera limitada, la perfección absoluta de Dios. Hacer eso
es la naturaleza de las cosas.
La psyche.
Los
griegos llamaban psicología al estudio de la psyche, el componente especial que hace vivos a
ciertos seres, eso que no tienen las piedras y sí tienen las plantas,
los animales y los hombres.
Platón
había hablado de partes del alma. Aristóteles habla más bien de potencias:
nutrición, reproducción, locomoción, apetito, sensibilidad, pensamiento. Pero
estas potencias se manifiestan en los seres vivos como en una jerarquía de
niveles.
Al
nivel más básico de los vivos está la capacidad de nutrirse y reproducirse. Son
las capacidades de la psyche vegetativa. Primer peldaño en la
jerarquía de la vida. La función de los vivos es vivir de acuerdo a su
naturaleza –la planta como planta, el animal como animal, el hombre como
hombre– y producir otro ser viviente semejante a ellos; al hacerlo, participan
de lo divino en cuanto les es posible. Ahora bien, esta facultad vegetativa
puede existir y de hecho existe sin otras facultades de la psyche, pero estas
otras facultades no pueden existir sin la vegetativa.
¿En
qué consiste la potencia o facultad sensitiva? Sentir empieza como una
especie de alteración. El que siente padece una acción de otro. Cuando me toca
un objeto caliente mi piel incluso se enrojece. Por tanto, la facultad
sensitiva es una "potencia" que requiere de otro para llegar al
"acto", como sucede con el combustible que no arde por sí mismo. Lo
que lleva al acto de la sensación está fuera del que siente: los seres
visibles, audibles, tocables, gustables, olfateables. Sin la presencia de estos
no puede darse la sensación aunque se tenga la facultad sensitiva. De ahí que
el objeto propio de la sensación sean los seres particulares y concretos. (El
objeto de la ciencia, en cambio, son los conceptos universales; la mente
inteligente los ha abstraído de los seres concretos; una vez abstraídos están
en cierta forma en la mente del que piensa; por eso pensamos cuando queremos,
pero no sentimos cuando queremos; pensar depende del que piensa mientras sentir
depende de la presencia del objeto sentido, visto, oído, tocado, etc.)
Pero
sentir no es sólo padecer la acción de estos objetos externos; la luz actúa en
el ojo como actúa en el agua de una poza y las formas y colores se reflejan en
ambos, pero la poza no "ve" y el ojo sí. Cuando el órgano corporal de
la visión, el ojo, es materialmente afectado por el objeto externo, ocurre algo
enteramente distinto: la psyche sensitiva recibe la forma sensible del
objeto sin el objeto mismo, como la cera recibe la impresión del anillo sin el
hierro o el oro del anillo. Este es el acto psíquico propiamente tal.
De
forma similar explica Aristóteles la potencia de la psyche inteligente:
al entender, el alma recibe la forma inteligible del objeto sin el
objeto mismo. Pero "recibir" las formas no es lo más elevado del alma
humana ( nous ): lo más elevado no "recibe" nada porque no es
pasivo sino puramente activo, intuye, discurre y juzga nociones y principios.
Las formas inteligibles recibidas más abajo son el material de su trabajo y no
la causa de su trabajo. Por eso los seguidores de Aristóteles hablaron después
de entendimiento pasivo y entendimiento activo.
¿Qué
es el alma?
Aristóteles
fue cambiando en su modo de entender el alma. En los diálogos de su juventud,
cuerpo y alma son dos substancias separadas y aun enemigas, aunque estén unidas
externamente; más tarde, el cuerpo y el alma operan en unidad aunque son seres
independientes; después el alma ya es la fuerza vital con sede en algún lugar
del cuerpo. En el libro De Anima desaparece la dualidad, alma y cuerpo se
funden en una unión en la que el alma es la forma del cuerpo, la que da
al cuerpo su sentido, su propósito.
El
alma es "la primera actualidad de un cuerpo natural con capacidad de
vida" (De Anima II, 1). Es, pues, la capacidad de ese cuerpo de realizar
ciertas actividades que llamamos vida.
¿Es
separable esta capacidad del cuerpo en que está? ¿Puede existir independiente
de él? Por un lado Aristóteles dice: "el problema de si el alma y el
cuerpo son una sola cosa no es más legítimo que el de si la cera y la impresión
en ella del sello son una sola cosa, o, en general, si la materia de una cosa
es uno y lo mismo que la cosa de la que es materia" (De Anima II, 1); por
tanto, el alma no puede existir separada del cuerpo; nos referimos a ella como
algo distinto del cuerpo porque alma y cuerpo son mentalmente separables. Por
otro lado Aristóteles también dice en el mismo libro: "Respecto de la mente
o capacidad de pensamiento activo, aún no tenemos pruebas. Parece ser un género
distinto de alma y ser capaz por sí sola de existencia independiente de lo
perecedero". Y en el tratado científico sobre la Generación de los
Animales dice que la razón es la única de las manifestaciones de la vida
"que entra de afuera y es divina".
En
consecuencia, para unos comentaristas Aristóteles negó la inmortalidad del alma
humana, para otros, en cambio, no lo hizo. Lo que sí parece un hecho es que no
se dedicó a pensar sobre el tema. Su afán de entender y explicar este mundo tal
vez no dio lugar a especulaciones sobre el otro. En sus escritos de ética, como
veremos, nos exhorta a dedicarnos a una vida de pensamiento puro porque es
nuestra facultad más elevada, en la que nos parecemos más a Dios. Sin duda para
Aristóteles la inteligencia era algo que el hombre no compartía con los otros
seres vivos y, en cambio, sí la compartía, de algún modo, con Dios.
Dios
El
movimiento o cambio de una cosa de este mundo se explica con la acción de otra
cosa. Esta última es el motor externo del movimiento de la primera. ¿Cómo
explicaba el conjunto de todos los movimientos de este mundo? Con un motor
externo a todo que impulsa todos los movimientos incluidos los propios. Es
decir, el motor primero –Dios– es motor de todo movimiento o cambio en el mundo
y también motor de sí mismo. Un motor automotor.
Aristóteles
está de acuerdo con el raciocinio en cuanto a la necesidad de un motor externo
al mundo para explicar todos los movimientos del mundo, pero ve una
contradicción en el concepto de automotor.
Todo cambio o movimiento es un proceso: lo que
comienza como capacidad de llegar a ser algo (potencia), termina siendo ese
algo (acto). La planta va creciendo hasta llegar a ser árbol maduro; pero este
proceso es posible porque antes de su inicio existía un árbol maduro, de la
misma especie, que fue quien lo puso en marcha. Para que nazca un niño tiene
que existir antes un hombre adulto. Para que un líquido llegue a 100 grados de
temperatura debe haber una agente que tenga de antemano los 100 grados o más.
Afirmar la existencia de un automotor es afirmar que ese ser
es causa de su propio movimiento; por tanto, cuando comienza el proceso del
movimiento, por un lado no tiene la forma hacia la que va, por otro ya la tiene
puesto que es la causa. Todavía no tiene los 100 grados de temperatura pero al
mismo tiempo ya los tiene.
Aristóteles
explica todos los movimientos y cambios del mundo con un motor externo al mundo
pero sin cambio o movimiento dentro de sí mismo. Dios no está en potencia de
nada, es acto puro, perfección completa, motor inmóvil.
En
Dios no hay kinesis (paso de la potencia al acto) pero hay energeia
, la actividad propia de cada naturaleza, y la de Dios es conocer, un conocer
que es vida. Dejemos que Aristóteles mismo nos lo diga:
"Inmóvil en su actividad pura, este ser no está
sometido a ningún cambio... Tal es el principio del cual dependen el cielo y la
naturaleza. Su felicidad es idéntica a los goces supremos que nosotros sólo
podemos gustar un instante, pero que él los posee eternamente. Su felicidad es
su mismo acto.... que es el acto de la inteligencia soberana, el pensamiento
puro pensándose a sí mismo... Es admirable que Dios tenga la dicha que nosotros
sólo gozamos alguna vez, pero si la posee en mucho más alto grado, esto es
mucho más admirable todavía; y la realidad es que así la posee. Y posee también
la vida. Porque el acto de la inteligencia es vida. Ahora bien, Dios es este
mismo acto subsistente en sí, tal es su vida eterna y soberana. Por esta razón
se dice que es un viviente eterno y perfecto; porque la vida que dura
eternamente existe en Dios, porque Dios es esto, la vida misma”.[4]
El objeto formal del conocimiento divino sólo puede ser su propia esencia divina. Es más valioso ignorar que conocer. Algunos interpretan esto como que el Dios de Aristóteles no conoce al mundo, aunque sea su causa, y es por tanto un Dios en quien no cabe la Providencia. Otros interpretan que Dios conoce las cosas del mundo en Sí mismo, en su propia esencia divina.
Así, existen
cuatro tipos de causas que explican la existencia y el cambio de las cosas:
· Causa material: Es el material del
que está hecha una cosa. Por ejemplo, la causa material de una mesa es la
madera.
· Causa formal: Es la forma o
estructura de una cosa. Por ejemplo, la causa formal de una mesa es su diseño.
· Causa eficiente: Es la fuerza o
agente que produce un cambio. Por ejemplo, la causa eficiente de la
construcción de una mesa es el carpintero.
· Causa final: Es el propósito o fin
de una cosa. Por ejemplo, la causa final de una mesa es su uso para comer o
trabajar.
De estas cuatro causas surge la
teoría de la causa primera de Aristóteles, que es una extensión de la tetra
causalidad. Existe una causa primera que es responsable de la existencia de
todas las cosas. Esta causa primera es, necesariamente, Dios.